El Diario de Paraná – Domingo 24 de Enero de 2016 Hs.
El cuento es más o menos así: prometieron que para evitar las largas colas y la pérdida de tiempo, los ciudadanos, convertidos automáticamente en usuarios del sistema bancario, podían interactuar ahora con aparatos, desde su casa, una computadora, el celular o desde un reservado habitáculo en el interior de una institución financiera. El factor humano (el cajero, los empleados en general) parecían ser la piedra en el camino que se quedaba con un tiempo que podíamos dedicar a otros menesteres.
El caso es que, a poco de andar, los hipotéticos beneficiarios de las medidas de modernización se hallan enredados en una madeja de códigos alfanuméricos que, cada tanto, deben cambiar por cuestiones de seguridad y, por si fuera poco, que deben recordar cada vez que intentan realizar una operación, no importa su complejidad.
Un gran dilema, entonces, es qué clave elegir cuando desplegamos en la memoria el pañol de contraseñas habidas. El sistema no trata amablemente a los de recuerdo frágil: si a la tercera opción percibe que no se acierta en la “llave” digital adecuada, sencillamente nos sospecha intentando robar, lo que no deja de ser inquietante. ¿Hay algún secreto para evitar el error?
Si bien, según afirman, en la red nada es ciento por ciento seguro, haciendo un uso responsable de Internet y teniendo una clave segura se pueden disminuir los riesgos de ser víctima de un delito informático.
Walter Elías es licenciado en Bioinformática, egresado de la Universidad Nacional de Entre Ríos, vicepresidente del Colegio de Profesionales de Ciencias Informáticas de Entre Ríos y socio gerente de Oro Verde Digital SRL.
“En realidad no es una cuestión de conocimiento, sino más bien de confianza”, dice Elías con respecto al uso de claves de Internet. “La gente cree que no le va a pasar nada, hasta que le pasa, como en cualquier otro tema relacionado con la seguridad”.
Admite que en el caso de los datos, la gente no le otorga mayor importancia. “La mayoría de las personas no le da tanta importancia a la parte digital, siendo que hoy por hoy todo lo que tiene que ver con los organismos se mueve a través de las redes, a través de Internet. Eso hace que la gente se confíe demasiado y usa claves que son fáciles de recordar”, advierte ante la consulta de EL DIARIO.
LA CLAVE. Dice Elías que la mejor manera de saber si una clave es fuerte o no, es decirla en voz alta y que nadie de los que están alrededor la pueda recordar.
“Para que esto ocurra, se tienen que utilizar mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Y siempre, siempre, tener más de ocho caracteres, hoy recomiendan entre 12 y 16. Hay algunos organismos que no permiten una contraseña tan larga. Pero tienen el recaudo de que mes a mes se modifique, lo que es bastante tedioso. Sin embargo, al tratarse de la seguridad de los bienes me parece que se justifica”.
El especialista consultado cuenta lo que todo el mundo vio alguna vez en una cola de cajero, gente que habitualmente lleva en un cuadernito anotadas las claves. “Lo cual tampoco es muy recomendable- asesora Elías- pero si no encuentran otra manera de acordarse, lo deben usar”.
Revela también algunas técnicas fáciles y eficaces a la hora de escoger una clave. “Lo que se usa mucho y es fácil de recordar es utilizar un nombre que no olvidemos, que conozcamos bien. Entonces: poner la primera letra en mayúscula, luego una secuencia numérica que puede ser de dos o tres cifras, luego la segunda letra en minúscula y otra serie numérica y así de manera que uno se pueda acordar pero para cualquier otra persona resulte muy difícil. Algo importante es siempre poner un símbolo, por ejemplo guión bajo, arroba, ésos sirven para desalentar a los que están probando claves”.
Si bien se toman los recaudos y se pone a trabajar a la imaginación para la elección de una clave, Elías explica que nunca se puede afirmar que hay un 100% de seguridad en el tema seguridad informática. “Siempre existen trampas que tienen aquellos que se dedican justamente a utilizar el fishing u otras técnicas que terminan haciendo que una persona de alguna manera no se sienta segura. Son las más perjudiciales”.
El uso responsable de la computadora es la primera clave para estar seguros. “Las recomendaciones tienen que ver más con lo que uno hace en la red. De qué redes participa, qué sitios frecuenta, a quién le da los datos. Se suele entrar a cadenas de tipo religioso o que tienen que ver con ayudar a personas que no existen. Así se deja la puerta abierta a algún malintencionado, cuyo primer paso es ése, entrar”.
Resumiendo: la primera medida de seguridad es el uso que uno le da a las redes, la segunda es una clave fuerte que hace que el que está intentando desentrañar la clave, abandone el intento.
Cuenta entre risas: “He tenido clientes que tienen unas claves que no se pueden creer, como 456 y cuando les pedís que agreguen caracteres llegan hasta el 9”.
CONTRASEÑAS
La creatividad no es un camino de fácil acceso
Un informe publicado por la firma de seguridad informática SplashData indica que la contraseña más común entre los usuarios de Internet en 2015 fue “123456”, tal como viene sucediendo desde el año 2011 en sus reportes anuales.
Otras claves populares se basan en la posición de las letras en los teclados, como “1qaz2wsx” (primeras dos columnas de letras y números) y “qwertyuiop” (primera fila de letras).
La empresa destacó nuevas combinaciones en el ranking, entre aquellas que se repiten año tras año y algunas alternativas, como las referencias al fenómenos Star Wars.
El objetivo del informe es llamar la atención sobre un hecho comprobable: a pesar de la decena de millones de personas cuyas cuentas han sido pirateadas, muchos usuarios de Internet continúan usando contraseñas débiles y fáciles de adivinar.
Incluso a pesar de la exigencia de algunos sitios web de contraseñas nuevas y más largas, “son tan simples como para que su longitud se vuelva virtualmente inútil como medida de seguridad”, indicó la compañía en un blog , citado por la agencia AFP.
En la cima del ranking de contraseñas más usadas también figuran “12345678”, “qwerty”, “12345” y “123456789”, señala el informe.
“Todas están “basadas en un patrón simple que puede ser fácilmente adivinado por los hackers”, se indica.
“Vemos que hay un esfuerzo de muchas personas por tener más seguridad agregando caracteres a las contraseñas, pero si estas claves más largas están basadas en patrones simples, se corre el riesgo de que los hackers roben tu identidad”, alertó Morgan Slain, jefe ejecutivo de la compañía.
Marco legal
Hay una ley de alcance provincial, que es la Nº 9.498 que regula la profesión informática. Los profesionales con título universitario que están nucleados en el colegio pueden atender a cualquier reclamo. Cuando una persona contrató un profesional que no está matriculado y tiene un problema informático, no tiene el respaldo del colegio.
Fuente: http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/150578-las-tecnologias-no-siempre-simplifican-la-vida-cotidiana.htm